La meritocracia ha sido conceptualizada como un principio de justicia distributiva que permitiría a la gente creer que se vive en una sociedad justa aún en sociedades altamente desiguales (Jonathan J. B. Mijs 2019). De esta manera, la meritocracia cumple un rol de legitimación de desigualdades sociales y promotor de una jerarquía social ordenada por grupos sociales en distintos niveles (Juan C. Castillo et al. 2019).
Por su parte, las atribuciones de pobreza y riqueza operan como una expresión de sistemas de valores y creencias, al ser estas explicaciones de las causas de que grupos sociales pertenezcan a un lugar u otro en la jerarquía social. Además, debido a la desigualdad socioeconómica y a los altos niveles de autoidentificación con las clases medias (Espinoza and Barozet 2008), es posible que los grupos sociales explicados se perciban como distintos a la situación propia de la mayoría, e incluso como marginales.
La investigación sugiere que se culpa cada vez más a los pobres de su desgracia y se elogia los éxitos de los ricos por su mérito personal (Jonathan J. B. Mijs 2019), y cuanto más alto es el estatus socioeconómico de un individuo, es más probable que atribuya ventajas y desventajas sociales al mérito o culpa personal (Bucca 2016).
Sin embargo, en ocasiones se usa indistintamente el concepto de mérito para las atribuciones internas, como es el caso de la investigación “Merit and blame in unequal societies: Explaining Latin Americans’ beliefs about wealth and poverty” de Bucca (2016). Si bien ambas variables pertenecen al área de estudios de creencias sobre desigualdades sociales, e incluso algunas atribuciones de pobreza utilizan elementos de las creencias meritocráticas -como la explicación de la pobreza por la flojera y falta de iniciativa, relacionada con el esfuerzo-, no obstante, existen atribuciones internas en donde se responsabiliza al individuo de su situación sin existir una relación clara con el mérito o la meritocracia -por ejemplo, explicar la pobreza por los vicios y el alcoholismo-.
Antecedentes en la relación entre meritocracia y atribuciones de pobreza
En la investigación de D. Lepianka, Gelissen, and van Oorschot (2010) sobre atribuciones de pobreza, se ve un primer acercamiento a la influencia de la meritocracia sobre las primeras. Las variables del estudio que se relacionan con la meritocracia son (1) “adherencia” al mérito como justo, y (2) la ética del trabajo (PWE por sus siglas en inglés). El mérito como justo se extrae de la pregunta acerca de los elementos que son importantes para que una sociedad sea considerada como justa. A partir de esta pregunta, los encuestados debieron responder el grado de acuerdo o desacuerdo con la frase de “Reconocer a las personas por sus méritos.” Se concluye que a medida que la gente respalda con más fuerza el principio de mérito como justicia, es más probable que se atribuya la pobreza a la pereza antes que a causas estructurales. Por otro lado, respecto a la segunda variable, se concluye que un mayor respaldo a la ética del trabajo (PWE) se relaciona con una mayor propensión a atribuir la pobreza a la ociosidad individual y una menor inclinación a ver la miseria como causada por factores externos, y especialmente la injusticia social.
En una línea similar, se ha estudiado la relación de la meritocracia -bajo la forma de las variables de creencias legitimadoras de estatus (SLB por sus siglas en inglés) y PWE- con actitudes hacia grupos marginados -principalmente a partir de criterios étnicos y de género- (Madeira et al. 2019; Major and Kaiser 2017). Se concluye que las creencias meritocráticas cumplen un rol legitimador sobre las desigualdades entre grupos sociales. De manera más específica, se señala que la meritocracia descriptiva -percepciones- está relacionada negativamente con los resultados psicológicos y conductuales intergrupales, mientras que la meritocracia prescriptiva -preferencias- no lo está (Madeira et al. 2019). De hecho, en el estudio de Madeira et al. (2019), se señala que mayores niveles de preferencia meritocrática tienen un menor efecto en actitudes negativas hacia grupos desfavorables -en este caso hacia las mujeres-, como también que favorecen la aceptación de políticas sociales de defensa del mérito diseñadas para lograr una mayor igualdad intergrupal en el lugar de trabajo (por ejemplo, discriminación positiva) y una mayor oposición a las políticas que violan principios meritocráticos.
A modo de síntesis, la literatura recolectada hasta la fecha sobre creencias meritocráticas y atribuciones de pobreza y riqueza carecen de dos aspectos importantes: trabajar conjuntamente las atribuciones de pobreza y riqueza, y una operacionalización sistemática del concepto de creencias meritocráticas.
Considerando que mayores niveles de percepción meritocrática se ha relacionado con una dimensión legitimadora de las desigualdades socioeconómicas (Juan C. Castillo et al. 2019) y con actitudes negativas hacia grupos sociales marginalizados (Madeira et al. 2019), se plantea la siguiente hipótesis que responde al primer objetivo de (1) analizar la relación entre atribuciones de pobreza y riqueza con las percepciones meritocráticas:
\(H_1:\) A mayor percepción de meritocracia, mayores serán las atribuciones internas hacia la pobreza y la riqueza.
Respecto al segundo objetivo de (2) analizar los cambios en la relación entre atribuciones de pobreza y riqueza con las percepciones meritocráticas para los años 2000, 2009 y 2019 se considerarán principalmente dos elementos para plantear la hipótesis. En primer lugar, se consideran los resultados de la investigación de Frei et al. (2020), la cual da cuenta de un aumento en las atribuciones internas y ambivalentes en la sociedad chilena entre 1996 y 2015. En segundo lugar, distintas investigaciones mencionan un fenómeno cambio en las subjetividades y en los valores y creencias de la población chilena, tomando elementos individualistas y relevando el mérito como una forma de comprender las distribuciones de bienes y recursos, como también el orden social. Si bien hasta la fecha no se han recopilado investigaciones de corte cuantitativo que den cuenta sobre este fenómeno, Jonathan J. B. Mijs (2019) plantea el aumento de las creencias meritocráticas como una tendencia global, sobre todo en sociedades altamente desiguales. Considerando ambos fenómenos, es posible plantear la segunda hipótesis de que:
\(H_2:\) Con el paso del tiempo, se fortalece la relación entre percepciones meritocráticas y atribuciones internas hacia la pobreza y la riqueza.
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